La salud mental es, como su nombre indica, salud. Y sin salud no hay vida y con mala salud no hay vida de calidad.
Rcr19 lucha contra ese estigma cada día. Cada mañana que nos levantamos y nos enfrentamos a la vida de la mano de fantasmas que nadie más ve y que no nos queda otra que asumir como parte de nuestra realidad cotidiana.
Porque sí, Raúl y yo misma, convivimos con dos patologías que hasta ahora no tienen cura y que afectan fuertemente a la cotidianidad. El TOC y el Trastorno Bipolar.
Sin embargo, somos muy afortunados. Sí, tenemos detrás un
gran equipo médico de la seguridad social que nos acompaña y sí, hemos
aprendido a aceptar nuestras condiciones con lo que podemos recurrir cuando se
tercia y como se tercie a la medicación adecuada, alguna crónica y para
siempre, y además situarnos en un estado de apertura de mente, la mayor parte
del tiempo, que nos permita ir aprendiendo siempre que se puede, herramientas
para llevar la vida más feliz y realizada posible.
Con nuestra discapacidad por supuesto. Del mismo modo que
cualquier otra persona que convive con una forma distinta de vivir por motivos
físicos es admirada y apoyada, las personas que tenemos que vivir de otra
manera por motivos invisibles pero igual de reales también podemos seguir
adelante, a nuestra manera, con nuestras características personales y que eso
no reste un ápice a nuestras posibilidades de brillar en muchísimos aspectos de
nuestra vida. De hecho, en muchas ocasiones, con un buen camino de aprendizaje detrás,
somos capaces de coger aquello que a la mayoría les asusta y convertirlo en una
herramienta que nos hace más fuertes, resilentes, creativos y eficaces ante
muchas situaciones, también, ¿por qué no? De las prácticas más habituales de
nuestro día a día.
Hoy, día de la salud mental reivindicamos a quienes vivimos
con una condición distinta para siempre o eventualmente y queremos poner luz
sobre los problemas principales que hacen que esas personas, mayoritariamente,
no puedan llevar una vida sana y feliz:
- - El estigma que nos aleja de pedir ayuda y hablar de aquello que nos pasa dentro por culpa de los juicios externos, de las bromas que no tienen nada de inocentes o por el desconocimiento que muchas veces nos expone a consejos que vienen cargados de la mejor voluntad pero nos cargan con culpas y responsabilidades que por desgracia no están en nuestra mano.
- - La infrafinanciación de los servicios de salud y particularmente de la salud mental que nos deja a merced de la nada incluso cuando decidimos pedir ayuda, sin un apoyo y consejo médico que debería ser constante, profesional y completo, incluyendo terapias psiquiátricas, psicológicas, conductuales, ocupacionales, trabajos sociales, etc… de manera intensiva y con la suficiente cobertura y el ratio mínimo.
- - La hipersaturación de las agendas de los profesionales que no pueden ayudarnos sin medios, pero sobre todo sin tiempo suficiente. Que no les permite visitar a un paciente con la regularidad imprescindible ni digamos ya, formarse y aprender de un campo de la salud en constante cambio que permite avances muy eficientes que poder aplicar si nuestras profesionales pudieran permitírselo.
- - La banalización de los problemas mentales como depresiones o cuadros de ansiedad por parte de la sociedad que pone la carga de toda la culpa en la persona afectada creando un bucle de dolor y tristeza, apatía y angustia cada vez más grande y oscuro que deja cada vez más lejos la salida.
- - El separar salud mental pública de problemas como las durísimas condiciones de vida económicas de la clase trabajadora, permitiendo juegos económicos con inflaciones, subidas del precio de los suministros básicos, dificultando el acceso a una vivienda digna de forma sencilla, etc.
- - Infrafinanciando y infradotando servicios más allá de la salud como pudieran ser la educación que tantas horas y de tantísimas maneras acompaña e influye en la vida de nuestros niños y niñas, adolescentes y jóvenes durante y para el resto de su vida. No trabajando la formación del profesorado para la detección precoz por la misma saturación en que vive también este colectivo maltratado a todos los niveles.
- - Separando la salud mental pública del acceso a una información real y veraz que no venga manoseada y manipulada por intereses espureos que nos mantienen en estado de alarma constante llevándonos a convivir cada minuto del día con el miedo a algo que no sabemos qué es, cómo es y que sobre todo, nos dejan claro que no podemos solucionar.
La salud mental es cosa de todos y todas y si bien es una parte
de cada persona de manera individual, personal y muy íntima, se forja también en
aquellos lazos que nos unen a las demás personas y encuentra en el apoyo, el
reconocimiento y la ayuda externa la vía de escape de las situaciones que nos
mantienen en pozos de los que de manera solitaria, no podemos salir.
La salud mental pública nos afecta a todos y todas y en la
misma medida y todos y todas, de alguna manera, más o menos grave, nos va a
tocar pasar como un episodio más de nuestra vida personal o como una nueva
manera de enfrentarnos a lo que queda de camino.
Es por ello que desde Rcr19 invitamos a una reflexión
profunda en el si de cada cual de nosotras, las personas que sí, podemos hacer
mucho, desde el afecto, la compasión, la paciencia, y también desde nuestros
votos, lo que compartimos en redes sociales o los whatsapps que enviamos, desde
la caricia a la persona que sufre hasta el parar una broma que no va a llevarnos
a crear un mundo más seguro para tod@s.
Porque confiamos en el poder que cada cual tiene y que tenemos
como grupo. Porque creemos que el mundo puede ser mejor y que todo, unid@s y sin
miedo, tenemos el poder de crear desde cero el mañana.
Por la esperanza y por la felicidad de todos y todas
luchemos hoy por nuestro derecho a estar sanos, también mentalmente y tener
vidas felices y plenas.
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