TOC TOC Y POR QUÉ LA PELÍCULA ME HA DOLIDO


 No habíamos visto la película de TOC TOC hasta ayer. Normalmente cuando sabemos que una serie o película trata enfermedades mentales e intenta profundizar en ellas solemos tener mucho cuidado y buscar el momento más adecuado para que no nos afecte demasiado.

En este sentido y siendo que muchas personas de nuestro entorno aprovecharon la posibilidad de ver TOC TOC en Netlix con la idea de intentar entenderme decidí que había que echarle un vistazo y ver si podíamos utilizarla para explicar qué supone para una persona que padece TOC el día a día.
Cabe enfatizar que algunas de las personas de nuestro entorno nunca hubieran visto una película de este tipo si no fuera por el intento de comprenderme y con ello ayudarme o, cuanto menos, manejar mejor nuestra relación. Siendo que hoy por hoy estoy muy orgulloso de poder relacionarme sin problemas sigo valorando muchísimo que las personas que me quieren intenten comprender lo que pasé o paso en menor medida aun en un día a día cualquiera.

Probablemente por eso mi decepción fue, si cabe, aun mayor. Me sentí dolido por el tratamiento que se le da al tema desde todas las perspectivas posibles.

Yo padezco TOC, no me he sentido identificado con NINGUNA de las sensaciones que la película pretende transmitir. Las compulsiones sí, por supuesto, pero no con una sólo, con casi todas. En las peores fases de mi enfermedad mi cerebro vivía en un mundo de números, tocar lugares públicos, a otras personas, comer con cuchara… era imposible, salir de casa sin estar por ello menos 10 o 15 minutos dando vueltas y comprobando impensable y sí, las líneas del suelo… O colores, o formas…

Pero las compulsiones son sólo la parte visible del verdadero problema. TOC son las siglas de Trastorno Obsesivo Compulsivo. Y lo peor, más complicado y difícil de esas siglas es la palabra OBSESIVO. Se refiere a un pensamiento que te angustia, te asusta, te aterroriza y del que no puedes escapar. Y es ahí donde, para calmar ese miedo, uno comienza a utilizar rituales que pretende que consigan evitar que esas fantasías terribles sucedan.

Cuando digo que el pensamiento te angustia o asusta quiero decir que no puedes quitártelo de la cabeza, nunca, ni por un segundo. De pronto tu mente hace el peor de los giros y te convences de que de ti depende que te mueras, que muera tu hija, tu pareja, tu hijo, etc. Imaginad coger aquello que más amais en la vida. ¿Lo tenéis?

Ahora ponedlo sobre una plataforma que está sobre un abismo que debajo tiene un suelo de afiladas formaciones de piedra. Caiga lo que caiga se destrozaría pero con el máximo sufrimiento.
Ahora imaginad que lo único que hace que esa plataforma no se caiga es una soga que tú sostienes con ambas manos.

Imaginad la angustia de saber que antes o después tu cuerpo cederá, que tus piernas no aguantarán toda la vida. Imaginad el dolor de espalda, de hombros tirando de la soga. Imaginad las quemaduras en los dedos y las palmas de las manos. Imaginad el sudor que cae por tu frente y no puedes cerrar los ojos y entra en ellos y arde… Imaginad que nadie más ve la plataforma. Que nadie más ve el abismo. Que nadie más ve la soga.

Estás solo/a. Te confías a Dioses, suertes, rituales, supersticiones… Pero nada permite que puedas soltar la soga. Sigues manteniéndola. Crees que si no hay números 13 alrededor tendrás más posibilidades de que la plataforma no caiga al abismo, pero es imposible en el mundo no encontrarse un trece, incluso cuando consigues evitarlos, tu obsesión te dice que… ¿y si no los ves? ¿y si están escondidos? Entonces empiezas a ver los trece en todos los números. A veces por que suman, otras por que son múltiplos, otras por que aunque el mundo quiere mentirte y los separa, has visto un 1 y un 3 en la misma media hora…

Cada vez hay más, cada vez es más imposible huir. Cada vez la angustia se te come.
Cada 13 es como si una gota echa de metal sólido cayese sobre la soga y la pudiese rasgar.
Entonces comienzas a recordar todos los números para que no se te olvide ni uno, y sumas y multiplicas cada vez más deprisa pero no  por que seas una eminencia, si no por que tu vida, la de tu familia… depende de ello.

Imaginad la angustia. Ahora imaginad que además, mientras todo esto sucede caen bacterias, virus y microbios del cielo, sólo soplando puedes hacer que no caigan sobre lo que hay sobre la plataforma. Imaginad un cuerpo  en esa situación.

Ahora, podéis añadir los rituales para evitar que esas desgracias sucedan, las compulsiones, lavarte las manos que sujetan la soga sin soltarla pero para evitar que tus virus pasen por ella y lleguen al otro lado.

Imaginad pisar siempre primero con el  pie derecho, tener la mano derecha siempre delante y tener que tener todo aquello que nos rodee orientado a la derecha (incluso una caja de galletas debe estar de forma que la parte que queda arriba en horno esté mirando a la derecha por que si no es así y te las comes, se rompe la cuerda)

¿Podéis comenzar a imaginar lo que es vivir con un TOC en la mente? Parece que se parece más bien poco a las manías repetitivas que incluso provocan risas en la película.

Por cierto, para acabar con el símil de la plataforma quisiera que también imaginaseis qué pasa cuando tus compulsiones y tus rituales están todos en marcha. ¿Te calmas? No. Por que el dolor de la soga sigue ahí y sabes que en algún momento se partirá y las afiladas rocas destrozaran todo lo aquello que te importa. Entonces buscas qué se te está olvidando, por qué sigue doliendo tanto, y siempre encuentras más peligros e inventas más rituales y el ciclo no para nunca. Hasta que el que se rompe, eres tú.

En fin, es menos divertido y romántico de lo que vemos en la tele y el cine, ¿verdad?

El TOC ES MIEDO. EL TOC ES ANSIEDAD Y ANGUSTIA. Y ADEMÁS, EL TOC ES VERGÜENZA.

¿Por qué esta última? Míriam me decía qyer que el personaje que tiene la compulsión de repetir todo dos veces sí dice que tiene miedo de morirse si no lo hace, mientras juntos buscábamos algo bueno que sacar de la historia.

Pero es que eso no va a pasar. Todo el símil explicado arriba de la plataforma, el abismo y la soga lo vives de verdad. Tú notas el dolor, te escuecen las heridas, te queman los músculos de las piernas, tu boca está seca y tus ojos ya no ven… ES REAL. LO VIVES. LO SIENTES. LO PADECES. Pero también sabes que SÓLO LO VES TÚ.

Sabes que si cuentas lo que vives las personas no van a entenderlo. Incluso a veces te convences tanto de que esa fantasía tuya es sólo tuya que empiezas a sentirla como otra “obsesión” es decir, que si hablas de ello, si lo sacas a relucir, la cuerda se romperá.

Otras veces simplemente sabes que no puede ser, que algo está mal en ti pero ¿quién pide ayuda en una sociedad que te va a llamar loco y te va dejar solo y aislado?

La Vergüenza y la Culpa llegan a un punto en la persona TOC que hace prácticamente imposible (no digo totalmente por que no soy terapeuta ni conozco todos los casos, pero soy TOC) que la escena donde ella dice “tengo miedo de morirme” pueda darse. Sobretodo y particularmente imposible en una primera visita médica.

Las enfermedades mentales, yo hablo del TOC que es con el que vivo, Míriam del Trastorno Bipolar que es con el que vive, y por las experiencias que nos rodean (la salud mental y patologías mentales desde el alcoholismo a la esquizofrenia, desde la depresión a cualquier trastorno de los que se usan en las series de la tele, será (es) la pandemia de nuestro siglo ergo, alrededor hay muchas más de las que ya tienen su etiqueta colgando) necesitan que no se juegue con la parte más importante y clave a la hora de enfrentarlas:

EL TRATAMIENTO

Una enfermedad, trastorno, desequilibrio físico/emocional/mental necesita un tratamiento adecuado Psiquiátrico y Psicológico.

Nunca puede jugarse con ideas tan peligrosísimas como las cuatro siguientes:

1: NO, NO LO VAS A HACER SIN AYUDA MÉDICA. No puedes salir sin confiar y dejarte aconsejar por profesionales. (Obviamente aquí el sistema de salud debe proponer y mantener un abanico lo suficientemente amplio y grande para que cada paciente tenga las visitas que requiera con el profesional que necesite y con la periodicidad que sea menester en cada caso. Ahora mismo, salvo algunos privilegiados, la mayor parte de las personas no pueden acceder a ello)

2:NO, TU FAMILIA NO PUEDE SUSTITUIR A LA TERAPIA. AUNQUE SEAN TERAPEUTAS. TU FAMILIA PUEDE APOYARTE, INFORMARSE E INTENTAR MANTENERSE AHÍ PERO NO PUEDEN NI DEBEN HACER MÁS. Las personas que tenemos que aprender a convivir con una forma de pensar, sentir y vivir diferente debemos hacerlo de la mano de personas profesionales y siendo responsables. Nuestra vida sólo es nuestra. Nadie en nuestro entorno puede o debe intentar hacer un trabajo que sólo está en nuestro interior.

3: NO, IR A TERAPIA NO TE GARANTIZA CURARTE. Hay patologías con las que vas a vivir siempre. Pero no supondrán un problema en la medida que puedas aprender cómo funcionan y enseñes a tu cerebro a controlar tu mente. No podrás controlar lo que ves, temes, amas… Pero podrás decidir QUÉ HACES con ello. Hasta qué punto te entregas, cómo lo gestionas y de qué modo ignoras o aprendes a liberarte de algunas ideas que siempre estarán ahí.

4: NO, NO VAS A ESTAR MEJOR EN LA PRIMERA VISITA DE PSIQUIATRÍA/PSICOLOGÍA. Ni en la segunda, ni en la tercera. Cuesta tiempo y tranquilidad. En caso de necesitar medicación, es imprescindible tomarla de forma adecuada y sin querer dejarla. Son muchas visitas. Son enfermedades crónicas. Irán y vendrán, habrán recaídas que parezca que nos colocan en la casilla de salida, etc…

Una cosa positiva que podemos sacar de la película, por sacar algo, es que desvincula las patologías mentales y el TOC en concreto de la violencia. Por regla general las series policíacas, etc… suelen usar el recurso normalizando otro de los estigmas que más daño hacen a la salud mental. Y es que realmente nada tiene que ver lo uno con lo otro.  

Un maltratador no es un loco, un violador no es un loco, un mal padre/madre no son locos, un ladrón no es un loco, un racista no es un loco, un machista no es un loco, un asesino no es un loco, un terrorista no es un loco.

La violencia es violencia y debe desaprenderse pero casi siempre proviene de una educación y un entorno donde ha estado normalizada o ha sido utilizada como recurso.
El TOC es otra cosa. Sí puede llevarte a situaciones de estrés extremas (y te lleva claro) pero que reacciones como un maltratador machista o te dé por suicidarte o por autolesionarte o dejar de comer o… depende del individuo.

En fin, película que perpetúa estereotipos peligrosos, ¡peligrosísimos!, más en nuestra cultura de “yo estoy bien y los demás son todos gilipollas” donde queda tanto camino para normalizar la figura de la psicología o la psiquiatría y nos queda tanto para conseguir la máxima normalización de los tratamientos farmacológicos necesarios contra las pseudociencias de las Redes Sociales.

Yo soy TOC y sigo trabajando cada día y cada día es un nuevo reto. Pero al menos ahora, gracias a los médicos tengo un camino, y gracias a mi familia un apoyo indestructible.

Os invito a que preguntéis a las personas diagnosticadas en sus fases más eutímicas u os informéis en profesionales y asociaciones sobre la salud mental.

Que se hable es muy bueno.  Por supuesto. Saber que uno no se enfrenta solo a esto. Pero no puede hablarse de cualquier manera.

El humor es probablemente el arma más peligrosa que tenemos para perpetuar aberraciones que se dan en nuestra sociedad. El humor ayuda a mantener el bulling, a que existan patologías como la anorexia, a que sigan muriendo mujeres a manos del machismo, a que la homofobia siga tan presente en el día a día…

Espero que este texto sirva, si no para concienciar y comprender al cien por cien la diversidad de personas que somos todas también según nuestra mente y forma de sentir, al menos que mueva la reflexión sobre temas que son más importantes de lo que creemos.


Comentarios