EL RETO ES UN GRITO (RETO 24H Rcr19 - 21-22 Abril)


21 Y 22 DE ABRIL 2018

RETO CD RCR19 24H MADFORM POR LA VISIBILIZACIÓN DE LA SALUD MENTAL

RCR19, POR UN MUNDO ROSA SIN MIEDO NI PREJUICIOS




Somos los que de pronto sentimos un bocado en el estómago, una mano negra que coge nuestras tripas con fuerza y las retuerce y de pronto el aire nos falta y no sabemos por qué pero no podemos dejar de pensar ni saber qué hacer ni cómo para parar esa angustia.

Somos los que nos acostamos a cualquier hora porque sólo queremos dormir y que de algún modo que no alcanzamos a comprender, nos despertemos con otra alma, con otros sentimientos, que la vida sea otra, incluso que seamos otros.

Somos los que nos vamos a dormir no para descansar si no rendidos. Pensando demasiadas veces en cómo sería no estar aquí. Sintiendo que, de hecho, hace mucho que no estamos aquí.

Somos los que no podemos escuchar o ver la realidad porque el miedo nos envuelve y nos susurra peligros insoportables y continuamente y nos mantiene girando sobre nosotros mismos y sin poder contarle nada a nadie porque nadie nos va a comprender.

Somos los que no comprendemos que nos pasa y nos sentimos culpables, solos y avergonzados porque no podemos explicar la verdad total de lo que sentimos o pensamos de nuestra vida. Quizás porque demasiadas veces se nos ha dado por imposibles, por locos.

Somos los que estamos enfrentados con la vida, los que la odiamos muchas veces y el dolor nos quema el alma.

Somos los que reímos sin control, los que arriesgamos nuestra vida de mil formas posibles, los que no valoramos la importancia de la seguridad sexual, física en general, etc... Los que ponemos en riesgo nuestra armonía por que no podemos controlar la emoción de sentirnos vivos y no percibimos que sentirse tan pero tan vivo, suele darse cuando estás más cerca de la muerte.

Somos los que no podemos hacer pero no podemos no hacer y eso nos entristece, nos frustra, nos cabrea, nos aisla y nos destierra de nuestra propia historia.

Somos los que no podemos hablar ni pedir ayuda porque creemos, porque nos enseñaron, que todo es cuestión de querer y voluntad y que si se quiere se puede, y es mentira.

Somos los que nos levantamos bien y ese día, esas épocas, nos comemos el mundo, sonreímos, hablamos, miramos el brillo del sol, intentamos borrar lo demás y quedarnos nada más que con lo bueno.

Somos los que de pronto estamos sentados en un sofá y sin motivo aparente no podemos levantarnos y vemos pasar las horas tan deprisa que parece algo totalmente irreal.

Somos los que tenemos más que pensado como morir creando el mínimo perjuicio y a veces, incluso aunque nadie se dé cuenta, esa idea fantasea dentro de nuestras cabezas, porque seguir por aquí es demasiado difícil.

Somos los que estamos en esa reunión riendo y hablando sin que nadie se percate de que horas antes no querías salir de la cama, que no sabes ni siquiera como te has podido vestir y que justo antes de llegar la ansiedad se te estaba comiendo. Y también los que cuando acabe la reunión y lleguemos a casa caeremos rendidos física y emocionalmente agotados sin saber cuando podremos volver a hacer ese esfuerzo.

Somos los que acompañamos a personas que no comprendemos pero amamos por encima de cualquier cosa y sufrimos y nos frustramos porque no podemos o no sabemos ayudarlas, pero sobretodo porque nos duele que no vean que estamos ahí y que estamos incondicionalmente.

Somos los que lloramos porque no podemos no hacerlo, hasta que la almohada queda chorreando y el pañuelo ya no aguanta y alcanzamos, a lo sumo, a voltear el cojín y coger un klinnex nuevo.

Somos quienes no entendemos por qué me pasa lo que me pasa y no queremos entenderlo, queremos que alguien nos diga que todo ha sido un error y nos devuelvan  o den por fin una vida al uso sencilla y normal.

Somos quienes nos sentimos avergonzados por no ser seres totalmente operativos, nos miramos al espejo en horas en que debiéramos estar trabajando pensando que somos poco menos que un despojo social sin nada que aportar.

Somos quienes nos hemos creído que no valemos, que no somos hermosos, que no brillamos o que no podemos lograr nada porque caímos en garras que nos hicieron pequeños y pequeñas hasta casi anularnos como seres.

Somos todos.

Lo fuimos, lo somos o lo seremos.

Somos quienes hemos pasado una depresión, somos los que vivimos con un trastorno bipolar, con un toc, con una esquizofrenia, con una anorexia, con fobias… y un sinfín de “excéteras”.

Y nos toca hablar.

Nos toca tener voz porque esta sociedad tan  sumida en un ritmo antinatural y tan alimentada de morbo, dolor, rabia y odio, puede mejorar con nuestra ayuda.

Porque pocas personas pueden, como nosotros los enfermos mentales podemos, explicar lo que son las emociones destructivas y a donde conducen. Porque en las voces de los profesionales del sector sanitario encontramos muchísima información para comprendernos y aprendernos como organismos vivos naturales con ciertos procesos internos químicos. Porque desde esa información y desde la integración de todos y todas pensemos, sintamos o vivamos como vivíamos es donde todos podremos crecer y aprender.

No somos androides defectuosos esperando a ser reparados para volver a la cadena. Somos personas. Muchísimos de nosotros personas absolutamente válidas aunque sea de un modo distinto al que nos han dicho que ha de ser el normal. Y eso además es un punto a nuestro favor.

Todos vemos las cosas de formas distintas, nosotros y nosotras además las vemos un poco más distintas aun al resto por que las vivimos diferente.

No queremos sentirnos siempre así. Queremos encontrar el equilibrio en la medida que para cada cual sea posible y, por supuesto, el de cada persona. No hay una “normalidad”, si no tantas como personas. Pero quisiéramos llegar a ella. Y si a veces hay que caer, recaer o reaprender pues se hace. No pasa nada.

Pero para que no pase nada, necesitamos que la sociedad tenga mayor información, que haya más integración, necesitamos que se nos enseñe desde la más tierna infancia a identificar nuestras emociones y necesitamos que se nos enseñe a explicarlas. Y que eso se mantenga después.
Necesitamos inversión en salud y educación. Replantear prioridades. Comprender la incidencia real que la salud mental tiene absolutamente para toda la humanidad. Necesitamos inversión de dinero, de tiempo y de esfuerzo. Necesitamos voluntad de parte de todos los estamentos y de cada una de las personas.

Necesitamos comunicarnos entre todos y todas, seamos como seamos, desde la limpieza de corazón que da el respeto, el cariño, la tolerancia. Necesitamos que se olviden de una vez palabras como prejuicio y  vergüenza. Necesitamos sobretodo echar para siempre y de todas partes la palabra culpa. Necesitamos recuperar otras como paciencia, templanza o razón. La razón como nuestra arma más poderosa, nuestra capacidad de pensar, aprender, ser críticos, flexibles, creativos…

Nos necesitamos todos y todas mucho más de lo que pensáis. TODAS LAS EXPERIENCIAS SUMAN y las nuestras pueden aportar mucho al bienestar de todos y las vuestras, pueden ayudarnos a encontrar caminos donde quizás a veces no los vemos.

Pero nos necesitamos.

¡¡¡VEDNOS!!!

¡¡¡OÍDNOS!!!

Por qué esto no va de unos pocos.

Esto va de todos.

Y solo daremos un vuelco al sistema y lograremos un mundo más en paz, estable y con mayor número de oportunidades, si todos empujamos juntos y a la vez.




Míriam Pasalodos Vaya (Bipolar)

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